„WALDHORN“ 2020 a film by Leyla Rodriguez
HD | 08:01 Min. | Color | Stereo/ Argentina, Germany, Italy and Sweden „WALDHORN“ 2020 | Film
‚WALDHORN‘ is a reality check to the ancient call of the wild. The two
protagonists of this epic journey feature an immediate verbal dimension
– a premiere in the work of Leyla Rodriguez. Speaking softly yet
clearly, they let go of chaos and lethargy and set out to attend a
mystical meeting.
‚WALDHORN‘ untersucht die Realität des uralten Rufes der Wildnis. Die
zwei Protagonisten dieser epischen Reise erhalten (zum ersten Mal in
Leyla Rodriguez‘ Filmschaffen) eine unmittelbar verbale Dimension . Mit
genauso sanften wie klaren Worten lassen sie Chaos und Lethargie hinter
sich und machen sich auf den Weg zu einer mystischen Verabredung.
Parece que Leyla Rodríguez confía más en los animales que en la humanidad. Sus personajes-animales, sus criaturas, tienen una sabiduría milenaria acerca de cuestiones cósmicas, físico-cuánticas o, en otros términos: conocen al Universo – por usar una palabra que resuma a aquél Misterio en el que circula todo lo que existe -. Escuchamos los pensamientos de los animales, que se refieren a la confianza, la ternura, la fluidez y a la muerte como una necesaria transformación de la energía. ¿Pero los humanos pueden escuchar?
Habría que tomar la decisión de sacarse las manos de las orejas para poder oír a estas criaturas. Y tener ganas de percibirnos como trama cósmica: saber, con certeza, que la materia humana no está escindida del vasto cosmos. Pero así vivimos las personas: como si existiera la posibilidad de separarnos del resto de las criaturas y producciones de la naturaleza. Y como si no fuéramos a morir. Con terror de morir. Tontos.
La película comienza con el efecto del motor de un barco -aparato tecnológico- sobre el mar. Es un perro el que viaja en barco. Y no cualquier perro: uno que reflexiona sobre la humanidad.
Enseguida aparece un personaje-humano, con un vestido dorado súper artificial y una máscara que nos dice que podría ser cualquier persona: no importa el rostro, no importa la identidad, no importa quién. Importa que es uno y todos los humanos a la vez. Este personaje-humano-dorado duda en tirarse en una piscina (objeto construido por la mano del hombre) hasta que un pez con voz de niño le dice que confíe y el personaje se tira. Como si el pequeño pez tuviera más sabiduría que este humano, que, como dijimos, es uno y es todos.
Al tirarse, no es el personaje-humano-dorado sino un poderoso animal acuático el que se sumerge, ya no en una piscina-objeto si no en un mar-naturaleza.
Como si el llamado del pez fuera: “Ey, humano, vos sos parte de esta Naturaleza, entendelo de una vez: no hay diferencia entre vos y nosotros,entre vos y todo lo que existe, vení a reunirte con el agua de la que nunca dejaste de ser parte”.
Un montaje paralelo nos muestra, por un lado, al personaje-humano-dorado primero en la piscina y, por otro, animales marinos nadando espontáneamente en su agua nativa. Hasta que el personaje-humano-dorado aparece también en el mar. ¡Y ese vestido metalizado resulta tan pero tan artificial contra ese celeste sincero del agua!
Lugo, personaje-humano se viste diferente, con colores oscuros. Y ahora es el turno de que escuche a los perros.
Una perra corre por un campo y piensa-habla en alemán. Otra perra corre por la playa y piensa-habla en inglés. Y de nuevo en alemán. A ver si nos entienden en algún idioma, ustedes, humanos, a nosotros los perros.
Personaje-humano-dorado aparece nuevamente en una silla aérea en el que ya lo hemos visto antes: en un aparato construido por manos humanas para pasear por las alturas de la naturaleza.
Ahora estamos en un bosque y personaje-humano tiene una cabeza de burro. ¿Hay alguna fusión posible entre naturaleza y cultura en la época del dorado artificial?
Personaje-humano-burro agita una matraca. Y los perros oyen ese sonido y corren hacia él. El personaje-humano-burro viste al perro con plumas, especie de gesto tribal, ¿en un pequeño ritual para que ambos, humano y animal, recuerden su origen, que es el mismo para ambos? Cuidado:ahora el personaje-humano-burro tiene un pedazo de alambre que podría ser un juguete pero también, es un material temible que recuerda que a los animales se los encierra; los humanos los acorralan para sacarles lo que necesitan de ellos y, muchas veces, también para matarlos.
Burros blancos en medio de un camino verde y marrón. Pájaros en un hermoso atardecer. El perro con plumas tribales. En fin: animales en medio de la naturaleza de la que forman parte.
Una cámara rápida y sucia -¿cómo la mirada humana contemporánea?- sobre la naturaleza. Mientras, un perro expresa lo último que escuchamos.
WALDHORN, la nueva, virtuosísima y luminosa película de Rodríguez, recupera inquietudes ya mostradas en sus trabajos anteriores, las cuales giran en torno al vínculo entre Naturaleza y Cultura. Pero esta vez para poner, sobre los colores reales de la naturaleza -celestes, verdes y marrones sinceros-, definitivamente a los animales en un nivel de comprensión cósmica de la que los humanos, tan vistosos y artificiales por estos días, tan “dorados”, parecen estar muy lejos. Bellísimo y necesario grito humano-animal de esta talentosa autora, desde un arte exquisito.
Agustina Gatto